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Mercado inmobiliario de Londres registra caída histórica en los precios

El mercado inmobiliario de Londres, considerado durante décadas uno de los más sólidos y atractivos del mundo, atraviesa una de sus mayores crisis en la historia reciente. Según datos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas del Reino Unido (ONS) y respaldados por informes de agencias privadas, los precios de las viviendas en la capital británica han registrado una caída acumulada de más del 15% en el último año, el mayor descenso desde la crisis financiera de 2008.

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Durante años, el mercado londinense se caracterizó por la resistencia frente a turbulencias económicas globales. Sin embargo, en los últimos meses se han combinado factores internos y externos que han debilitado la demanda y aumentado la presión sobre los propietarios. Analistas señalan que la combinación de altos tipos de interés, disminución de la inversión extranjera y un estancamiento económico general ha creado el escenario perfecto para esta corrección.

“Londres dejó de ser un refugio seguro para el capital inmobiliario internacional. Hoy vemos menos compradores procedentes de Asia y Oriente Medio, que solían marcar la pauta en el mercado de lujo”, explicó James Cooper, economista especializado en vivienda de la consultora Savills.

Uno de los principales factores detrás de la caída es el endurecimiento de la política monetaria del Banco de Inglaterra. Durante los últimos dos años, la entidad elevó los tipos de interés en un intento de contener la inflación, que alcanzó niveles históricos tras la pandemia y la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania.

El efecto ha sido devastador para las hipotecas. Miles de familias londinenses que habían adquirido propiedades con préstamos de tasa variable enfrentan ahora mensualidades un 40% más altas que en 2021. Muchos de estos hogares se han visto obligados a vender, aumentando la oferta en el mercado en un momento en que la demanda es débil.

El atractivo internacional de Londres también se ha reducido. El fortalecimiento del dólar frente a la libra esterlina encareció las adquisiciones para inversionistas estadounidenses. Al mismo tiempo, la desaceleración económica en China y las restricciones a la salida de capital han reducido la presencia de compradores asiáticos, que en años anteriores representaban casi un tercio de las transacciones de alto valor en barrios como Mayfair, Kensington y Chelsea.

“Antes, era común que magnates extranjeros compraran viviendas en efectivo para diversificar su patrimonio. Ahora, la incertidumbre política y los mayores costos fiscales han disminuido el apetito”, comentó Sarah Mitchell, agente inmobiliaria en el distrito de Westminster.

La crisis también afecta a las empresas constructoras y al sector laboral. Numerosos proyectos de lujo en Canary Wharf y Nine Elms han sido suspendidos o ralentizados debido a la caída de reservas anticipadas. Esto se traduce en despidos en la construcción, la arquitectura y la intermediación inmobiliaria.

El sindicato Unite advirtió que más de 20.000 empleos podrían estar en riesgo si la tendencia no se revierte en los próximos meses. “Ya estamos viendo contratos cancelados y obras abandonadas. El mercado de Londres siempre fue el motor del sector, y si se paraliza, toda la cadena de valor se resiente”, alertó el secretario general del gremio.

Paradójicamente, pese a la caída en los precios, la vivienda sigue siendo inaccesible para la mayoría de los londinenses. El precio promedio de una casa en la ciudad ronda las 475.000 libras, una cifra muy superior al ingreso medio anual, que se sitúa en 42.000 libras.

Para los jóvenes, la compra de una vivienda continúa siendo un sueño lejano. “Aunque los precios han bajado, las hipotecas son imposibles de pagar con los tipos de interés actuales. Es como si estuviéramos atrapados: ni podemos comprar ni podemos alquilar barato”, expresó Emily Harris, de 28 años, empleada en el sector tecnológico.

El mercado de alquiler también vive tensiones. Con más propietarios vendiendo sus propiedades para evitar pérdidas, la oferta de viviendas en alquiler se ha reducido. Esto ha disparado las rentas, que han alcanzado máximos históricos en distritos céntricos como Camden, Hackney y Islington. En promedio, el alquiler mensual de un apartamento de dos habitaciones supera las 2.200 libras, lo que representa cerca del 60% del ingreso neto de una familia promedio.

Expertos comparan la situación actual con la crisis de 2008, cuando la burbuja inmobiliaria global colapsó tras la quiebra de Lehman Brothers. Sin embargo, destacan que ahora el problema no está en la especulación financiera masiva, sino en el costo del crédito y en la pérdida de poder adquisitivo de los hogares.

“En 2008 se trataba de un colapso sistémico ligado a hipotecas basura. Hoy enfrentamos una tormenta diferente, más relacionada con la economía real y con los ingresos de la población”, sostuvo Paul Adams, profesor de economía en la London School of Economics (LSE).

Las previsiones para 2026 no son optimistas. El Fondo Monetario Internacional estima que la economía británica crecerá apenas un 0,7% el próximo año, lo que mantendría deprimida la demanda interna. Al mismo tiempo, el Banco de Inglaterra ha advertido que las tasas de interés se mantendrán altas hasta que la inflación regrese a la meta del 2%.

Algunos analistas creen que la caída de precios podría prolongarse hasta 2027, con un ajuste acumulado cercano al 25%. Otros, en cambio, sostienen que la corrección era necesaria para devolver cierto equilibrio a un mercado que llevaba años inflado y desconectado de la realidad salarial.

El gobierno británico, encabezado por o primeiro-ministro Rishi Sunak, enfrenta fuertes críticas por la falta de medidas para contener la crisis. Organizaciones sociales reclaman programas de subsidio a hipotecas, incentivos para la construcción de vivienda asequible y regulaciones más estrictas en el mercado de alquiler.

La oposición laborista ha prometido incluir la vivienda como prioridad en su programa electoral de cara a las elecciones de 2026. “Londres no puede seguir siendo una ciudad para millonarios. Necesitamos políticas que permitan a los trabajadores vivir dignamente en la capital”, declaró Angela Rayner, vicepresidenta del Partido Laborista.

Lo cierto es que el mercado inmobiliario londinense atraviesa una transición profunda. Los años de crecimiento desenfrenado parecen haber quedado atrás, y tanto compradores como vendedores deben adaptarse a un nuevo escenario marcado por la incertidumbre económica y la presión sobre el costo de vida.

“Estamos presenciando un cambio de paradigma. El ladrillo ya no es garantía de rentabilidad inmediata en Londres. Habrá oportunidades, pero también muchos riesgos”, concluyó James Cooper, el economista de Savills.

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