La India inició este lunes su mandato como presidenta rotativa del BRICS, el bloque integrado también por Brasil, Rusia, China y Sudáfrica, con una agenda ambiciosa orientada a ampliar la influencia del grupo en la política y la economía globales. Bajo el lema “Unidos por un futuro inclusivo”, el gobierno del primer ministro Narendra Modi anunció una serie de iniciativas que buscan no solo fortalecer los lazos internos, sino también abrir el bloque a nuevas alianzas estratégicas con países emergentes y organizaciones multilaterales.

La presidencia india llega en un contexto internacional marcado por tensiones geopolíticas crecientes, guerras comerciales, y debates sobre la reforma de instituciones como la ONU y el Fondo Monetario Internacional (FMI). La India, que en los últimos años consolidó su posición como una de las economías de mayor crecimiento del mundo, pretende utilizar esta coyuntura para proyectar una imagen de liderazgo responsable y atractivo para otros países en vías de desarrollo.
El ministro de Asuntos Exteriores, Subrahmanyam Jaishankar, destacó en la ceremonia inaugural que el objetivo principal será “transformar al BRICS en una plataforma global que represente las aspiraciones del Sur Global”. Según él, la presidencia india dará prioridad a la cooperación en innovación tecnológica, energía limpia, seguridad alimentaria y acceso equitativo a financiamiento internacional.
Entre los anuncios más destacados figura la intención de establecer alianzas con países del sudeste asiático, África y América Latina que aún no forman parte del bloque. India presentó la idea de un “BRICS+”, un mecanismo de cooperación ampliada que permitiría a naciones como Indonesia, Nigeria, Egipto, Arabia Saudita y Argentina participar en proyectos conjuntos sin necesidad de adhesión formal inmediata.
Según fuentes diplomáticas en Nueva Delhi, el modelo se inspira en el G20 Outreach, en el que se invita a países no miembros a colaborar en áreas específicas. “No se trata de crear una estructura paralela, sino de fortalecer la capacidad del BRICS de influir en los grandes debates internacionales”, afirmó un alto funcionario del Ministerio de Exteriores.
El gobierno indio también anunció que durante su presidencia promoverá una agenda enfocada en dos sectores clave: energía y tecnología.
En materia energética, Nueva Delhi buscará acelerar proyectos de cooperación en energías renovables, especialmente solar y eólica, donde India ha logrado avances significativos en los últimos años. El país planea liderar la creación de un fondo BRICS para financiar infraestructuras sostenibles en países en desarrollo.
En el ámbito tecnológico, la India quiere convertir al bloque en un polo de innovación digital. Se prevé la creación de un centro de investigación conjunta en inteligencia artificial con sede en Bangalore, que impulsará proyectos en ciberseguridad, salud digital y educación a distancia. Además, se planteará un marco común para la regulación de criptomonedas y monedas digitales estatales, un tema cada vez más relevante para los bancos centrales del grupo.
Otro de los puntos centrales será el fortalecimiento del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), la institución financiera del bloque creada en 2015 con sede en Shanghái. India pretende ampliar su capacidad crediticia y reducir la dependencia del dólar estadounidense en las transacciones comerciales entre los miembros.
El ministro de Finanzas, Nirmala Sitharaman, adelantó que se estudiará la posibilidad de utilizar monedas locales en al menos el 30% del comercio intrabloque para 2026. Esta medida responde a la creciente demanda de independencia frente a la volatilidad de la moneda estadounidense y busca impulsar la resiliencia económica de los países miembros.
La llegada de la India a la presidencia fue recibida con atención por parte de otras potencias. La Unión Europea expresó interés en dialogar con Nueva Delhi sobre proyectos de transición energética y cadenas de suministro de minerales críticos. Estados Unidos, en cambio, mostró cautela: un portavoz del Departamento de Estado señaló que “observará de cerca cualquier iniciativa del BRICS que busque alterar las normas del comercio internacional”.
China, el socio más influyente del bloque junto con Rusia, manifestó un respaldo explícito a las propuestas indias, aunque analistas advierten que podrían surgir fricciones respecto al liderazgo dentro del grupo. Para Pekín, la ampliación del BRICS+ podría consolidar su influencia en Asia y África, mientras que India busca equilibrar esa dinámica para mantener autonomía estratégica.
Expertos señalan que la presidencia india representa una oportunidad para reforzar la cooperación entre países en desarrollo en un momento de grandes desafíos globales. Según la economista brasileña Ana Paula Tavares, “el BRICS bajo liderazgo indio puede convertirse en un foro más pragmático, orientado a resultados concretos que beneficien a millones de personas en el Sur Global”.
Los países africanos, por su parte, han mostrado entusiasmo ante la posibilidad de recibir más inversiones en infraestructura y energía renovable. El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, destacó que su país apoyará plenamente las iniciativas indias y que espera que se traduzcan en proyectos tangibles en el continente.
Pese a la visión ambiciosa, la presidencia india enfrenta retos importantes. Las diferencias políticas entre los miembros —particularmente entre China e India, que mantienen disputas fronterizas en el Himalaya— podrían dificultar la implementación de proyectos conjuntos. Además, la guerra en Ucrania y las sanciones contra Rusia generan tensiones sobre la posición común del bloque en foros internacionales.
Otro desafío será gestionar las expectativas de los países que buscan incorporarse al BRICS. La inclusión de nuevas naciones podría fortalecer al grupo, pero también complicar la toma de decisiones al aumentar la diversidad de intereses.
India ejercerá la presidencia hasta septiembre de 2026, cuando entregará el mando a Brasil. En este período se organizarán más de 100 reuniones técnicas y ministeriales en distintas ciudades indias, culminando con la cumbre de líderes prevista en Nueva Delhi a mediados de 2026.
El éxito de esta presidencia dependerá de la capacidad de Nueva Delhi de transformar sus propuestas en acciones concretas, mantener la cohesión interna y posicionar al BRICS como un actor relevante en el escenario internacional.